«Un horizonte falso» de Garcia-Alix

Vista de la imagen de entrada a la Exposición "Un horizonte falso"

Vista de la imagen de entrada a la Exposición «Un horizonte falso»

Ayer, jueves (26/2/2016), aprovechando un viaje a Madrid para recoger fotos de una exposición, y dejar otras para un concurso, en el que he sido preseleccionado. Me di una vuelta por las exposiciones temporales, tanto fotográficas como pictóricas, que en estos momentos hay en la capital. Imposible verlas todas, habrá que volver otro día, pues en estos momentos hay muchas  y de gran interés. Empiezo dando cuenta con una de las que más me impresionaron. Ya iré dando cuenta del resto, en otras entradas.

Se trata de la exposición «Un horizonte falso» de nuestro Premio Nacional de Fotografía Alberto García-Alix. No es la primera exposición suya que veo y que comento. En septiembre de 2014 expuso su colección «Autorretrato» en el Círculo de Bellas Artes de Madrid. Aquí está el  enlace a la entrada que hice sobre mi visita.

En este caso, y aunque siempre en su estilo de fotografía intimista y en cierto modo autobiográfica Garcia-Alix nos muestra una serie de imágenes impactantes, como flashes, abstracciones sacadas de sus vivencias, llenas de luces y sombras, y con las que  nos introduce en su universo fotográfico, un universo, que según él, tiene un horizonte falso. Y es que la fotografía estará siempre jugando con esa doble dualidad de la verdad y la ficción. Al fin y al cabo es para lo que ha sido creada, y como diría Fontcuberta no sabe hacer otra cosa que mentir.

Tengo que decir que me encanta Garcia-Alix. Es uno de los fotógrafos para los que la fotografía sigue siendo poesía, el mismo lo dice: «Para mí, la fotografía es poesía visual»; y compromiso «Fotografiar exige un paso al frente. Posicionarse frente a lo que se mira. También mirarse».

Fiel a sí mismo y a su forma de entender la fotografía sigue utilizando exclusivamente la fotografía química, con su Hasselblad de 6×6, que le fuerza a ese formato cuadrado siempre presente en su obra. Y por lo pronto parece que no piensa pasarse a digital pues según manifiesta: «Lo digital es un cuarto de juguetes, es lo que llamo el capitalismo de la imagen, porque falsifica las emociones, y me quita la fe, a mí que soy un eterno  insatisfecho»

La exposición consta de un video y más de ochenta fotografías, por supuesto en blanco y negro, como todas sus fotos. En el video, y a través de su propia voz, nos introduce en los grandes bloques de los  que se compone la exposición: «retratos», «supervivientes y caídos», «motos», …

Pienso que es una de esas exposiciones de imprescindible visita para cualquier amante de la fotografía. Cada una de las fotos te sobrepasa, y podrías quedarte horas sólo con ella, pensando en todo lo que esconde detrás. Y qué decir de la calidad técnica, de esos tonos desde el negro profundo hasta el blanco puro con una gama increíble de grises, con ese grano inigualable de la fotografía química, que los que hemos pasado muchas horas en el laboratorio casi podemos oler. Toda una delicatessen.
Aquí dejo un par de enlaces interesantes sobre la exposición:

Website de la exposición en la página de Tabacalera.

Artículo sobre la exposición en «El Pais».

Reseña de la exposición en el diario 20 minutos.

 

 

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