Ausencia total de formas, ni siquiera sombras, sólo luz y color. Tenemos tanto ruido a nuestro alrededor y dentro de nuestra cabeza, que creo que viene bien hacer un viaje hacia la pureza infinita que nos brinda el cielo, el espacio al fin y al cabo. Un gran vacío, una ausencia casi total de ruidos y de formas. Un viaje a la pureza de la fuente originaria de la que procede todo, y que antes de “ser” era pura potencia.
Sugerencia: Pon la imagen a pantalla completa, y durante un momento observa la gradación tonal de este cielo, y no pienses en nada más
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