No es sólo nostalgia.

Taray tumbado en el Bosque de los Tarayes

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No es sólo nostalgia.

Ya he dicho en varias ocasiones que al menos una vez al año, generalmente en vacaciones, pongo en marcha el laboratorio químico y revelo un par de carretes. Últimamente y tras la adquisición de algunas cámaras antiguas,  que actualmente pueden conseguirse en Ebay a muy buen precio, estoy haciendo trabajar las cubetas y la ampliadora más de lo acostumbrado.

Lo cierto es que creo que la fotografía química produce un grado de satisfacción mucho mayor que la digital, al menos para el tipo de fotografía que a mí me gusta: Una fotografía meditada y reposada, fruto de un conocimiento, e incluso casi una simbiosis con el motivo representado.

Pero, es que solamente mirar por una de las pantallas de enfoque de estas cámaras, o hacer girar los anillos metálicos generalmente con marcas encastradas para seleccionar la apertura del diafragma, desplazar o hacer rotar la palanca para cargar el obturador, y al apretar el disparador escuchar el sonido del golpeo del espejo y del propio obturador,  etc.  es todo un placer. ¡Y no digamos el revelado posterior en el laboratorio!,  como después de la exposición con la ampliadora, que parece no haber producido ningún efecto, pero que ha dejado una imagen latente, la magia de los reveladores hace aparecer poco a poco en el papel blanco, y  ante nuestros ojos, un juego de luces y sombras que al final acaba siendo el motivo que fotografiamos. Quien ha vivido eso, seguro que no puede olvidarlo.

Pero no se trata de una cuestión de simple nostálgica, o de puro hedonismo, que ya de por si podría justificar la vuelta a estos procesos. Pienso que, aunque en lo que respecta a la fotografía en color, el mundo digital ha superado al químico, creo que no ocurre lo mismo en el blanco y negro. Ya sea porque  en el proceso químico del b&n hay un control mucho más estricto de de los resultados, o al menos más sencillo de conseguir que con las copias en color; ya  por que la continuidad de tonos logrado por los negativos químicos es superior a la de los sensores digitales; o ya porque las impresoras de tinta no consiguen la gradación de tonos que el revelado. El caso es que en el resultado final, una fotografía química en un buen papel baritado tiene una variedad de tonos  grises, desde el blanco del papel al negro puro, que es difícil o casi imposible de ver en un proceso digital.

No es de extrañar por lo tanto que aquellos profesionales que trabajan principalmente en blanco y negro sean los que más se están resistiendo al cambio a los procesos digitales. Y de hecho, aunque disparen con cámaras digitales, al final, y hasta donde yo sé, todos pasan esos archivos digitales a película, para realizar un revelado químico. Y como ejemplo aquí tienes un enlace del blog del Foto Club Uruguayo, en el que se explica detalladamente este proceso llevado a cabo con las fotografías de Sebastião Salgado, para su impresionante proyecto Génesis.

La foto que encabeza esta entrada esta realizada con una cámara reflex de formato medio ( 6 x 6 cm), concretamente una Seagul de doble objetivo, que muestro a continuación. Se trata de una cámara que es en realidad copia de las famosa Rolleiflex, que hoy en día sigue siendo muy bien cotizada, como cámara de segunda mano claro, pues ya hace décadas que dejaron de fabricarse.

cámara Seagul 6x6

cámara Seagul 6×6

Y volviendo a la imagen principal de esta entrada, como puede apreciarse es una fotografía tomada en el  bosque de los tarayes de Las Tablas de Daimiel. Evidentemente se trata de una digitalización, que no hace justicia a la imagen original en lo que respecta a las gradaciones tonales, y mucho menos en este caso,  ya que ha sido digitalizada con un escáner casero. Y en la que siempre nos perderemos, al no ser una visión directa, la deliciosa textura del papel.

Siempre me pregunto porque a lo que se hace ahora le seguimos llamando fotografía, creo que es como decir que haces un viaje cuando haces turismo. El viajar creo que es otra cosa, y el hacer fotografías creo que tampoco tiene casi nada que ver con lo que se hace ahora. Pero ya digo, que no es cuestión de nostalgia, también me gusta la fotografía digital y las grandes posibilidades que abre, sólo digo, que es otra cosa, y que quizás debía tener otro nombre.

Y para terminar esta entrada aquí dejo un enlace a un video sobre Nobuyuki Kobayashi, fotógrafo japonés que nos devuelve al originario sentido de la fotografía, y en el que nos habla de su revelado utilizado el procedimiento de la platinotipia sobre papel hosokawa, un procedimiento con el que se obtiene una gradación tonal exquisita, y que permite conservar copias, según los expertos, durante al menos 1000 años.

Portrait of Nature (video sobre la fotografía de Nobuyuki Kobayashi)

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