Los que hemos vivido los tiempos de la fotografía química, ahora mal llamada fotografía analógica, no podemos resistir la tentación, siempre que tenemos oportunidad, de tirar y revelar algún carrete que otro. Volver a sentir esas sensaciones. La intriga de lo que va a contener esa película una vez que la sacas del tanque de revelado. El misterio del positivado en la ampliadora, sobre un papel que una vez impresionado, parece que está tal cual.… Continuar leyendo/Read more